lunes, 1 de noviembre de 2010

FUNDACIÓN DE ESTUDIOS EN EL COLEGIO DE LA COMPAÑIA DE JESÚS DE JEREZ EN EL SIGLO XVII

Volvemos de nuevo con el blog insertando este artículo que publicamos en la Revista de Historia de Jerez, nº. 10 año 2004 pp. 419-420. En él tratamos cómo vanidad y disputas teológicas se mezclan con el fomento de la enseñanza superior en el Jerez del siglo XVII.

De la gratuidad de los ministerios evangélicos-educativos ejercidos por la Compañía de Jesús, tal y como quedará plasmada en las Constituciones ignacianas, resultará que el desarrollo de estos quehaceres se vea unido y supeditado a la presencia de un correspondiente respaldo económico.

El prestigio de la enseñanza de los colegios jesuíticos y el afecto despertado por esta congregación religiosa en una sociedad abanderada de la defensa y difusión de catolicismo, como lo era la española del siglo áureo, posibilitará que, al abrigo del mecenazgo, ese escollo de la financiación pueda ser salvado. Gracias a este apoyo, los establecimientos docentes de la Compañía no sólo lograrán crearse y sostenerse más o menos desahogadamente sino que además llegarán a proliferar hasta límites más allá de lo estrictamente necesario y recomendable .

Desde las últimas décadas del siglo XVI y la primera mitad del XVII, la fiebre por favorecer la erección de colegios jesuíticos llegará al extremo de que factores tales como necesidad, financiación u oportunidad, primordiales para llevar a buen puerto tal empresa, sean, en no pocas ocasiones, relegados a un segundo plano por las veladas motivaciones del benefactor.

Como ejemplo de esta influencia de las mentalidades en el campo de la Educación, presentamos el siguiente documento, consistente en el establecimiento de una fundación para sostener estudios de Facultad mayor en el Colegio de la Compañía de Jesús de nuestra ciudad.

La fundación se protocolizó el 12 de Junio de 1638 y fue otorgada por Francisco Caballero de los Olivos. Con ella, el bienhechor se propone completar el currículo del Colegio jesuita dotándolo de cátedras de Teología escolástica (primas y vísperas) con sus preliminares estudios de Artes sumándolos, de este modo, a los de gramática que hasta ese momento conformaban la oferta educativa de este centro docente. De este modo, por esta escritura dotará una cátedra para la enseñanza de las Artes con 100 ducados anuales desde el momento que se comenzase a leer la cátedra. Asimismo, se acordaba que la erección de las cátedras de Teología, en la cual intervendrá su tío el canónigo magistral Alonso Caballero de los Olivos, se sufragaría con 200 ducados anuales.

En la escritura se daba al Colegio un plazo de un año para obtener de los superiores de la Orden la aprobación de lo proyectado. En ese tiempo, el Colegio, que aceptaba lo estipulado, se comprometía a no admitir nuevas fundaciones, ya fuesen de mayor o de la misma renta. Una vez aceptado, el proyecto tendría que hacerse efectivo en un plazo de tres años. Sin embargo, como veremos a continuación, esta fundación no pasó del papel notarial.

Esta afirmación la sustentamos, por un lado, en que ningún historiador de la Compañía -Rallón, Messa Xinete, y, sobre todo, Hipólito Sancho - haya dejado referencia a la misma. Por otro, el mismo documento nos aporta una prueba que avala el naufragio de la fundación de Caballero de los Olivos; la escritura no se acompaña, como sucede en casos similares, de a ya citada carta de aceptación de los superiores de la Orden jesuita. Finalmente, el hecho que en 1665 Antonia Bohórquez Angulo realice una donación para agregar a las cátedras de gramática los referidos estudios mayores es dato elocuente que excusa más comentarios sobre este asunto

Obviamente, la pregunta que surge seguidamente es cuáles fueron las razones que truncaron la puesta en marcha de estos estudios. Siguiendo los factores señalados que determinan una acción de esta índole intentaremos dar una posible respuesta a esta cuestión.

En el documento se plantea una necesidad: la falta de estudios mayores en el colegio de la Compañía de Jerez. Esto acarreaba, según nuestro bienhechor, que los estudiantes de este centro "se queden todos los mas en los principios", es decir, en los estudios de latinidad o gramática. Es cierto que en estos años el colegio soportaba la asistencia de una masa nada despreciable de estudiantes, como muestran las obras que durante estos años se realizarán para agrandar las aulas del colegio , Pero pesar de la afirmación de Caballero de los Olivos, ¿estaban desamparados todos aquellos que, instruidos en la latinidad y la gramática, querían completar su formación académica?, evidentemente no. Sobran comentarios en lo tocante al monopolio que sobre la enseñanza superior ostentaba, con notable éxito, el convento de Santo Domingo . Sus puertas llevaban bastantes años abiertas a los seglares, que concurrían a sus clases en considerable número. Buena prueba de la alta estimación hacia la labor docente de los dominicos y que sus aulas bastaban para cubrir la demanda de estos estudios es que, a pesar de la aludida fundación de Bohórquez Angulo, sus claustros seguirán albergando a numerosos de alumnos procedentes de la Compañía . Esta inutilidad de los estudios mayores de los jesuitas jerezanos se la adjudica De la Lastra al hecho de que en su creación, tal y como creemos que ocurrió en nuestro caso, "se entendió más al deseo de ampliarlo que de beneficiar así de forma indirecta a la generalidad, que a lo que habrían aconsejado los dictámenes de una prudencia no enturbiada, más o menos, sutilmente, por el afán de propio engrandecimiento y rencillas claustrales, que venían de antiguo” .

Otro hecho que ilustra que Jerez no estaba desatendida en lo que se refiere a estos estudios, y que, casualmente, se relaciona con uno de nuestros mecenas en ciernes, don Alonso Caballero, es el litigio que éste sostendrá para ser eximido de la carga de la lección de Sagradas Escrituras a la que estaba obligado como canónigo magistral. Su argumento se fundamentaba en que nadie concurría a escuchar estas lecciones por existir en Jerez lugares donde poder acceder a los estudios mayores con comodidad y provecho

Esto nos hace cuestionar si realmente era tan amplio el número de estudiantes que se quedaban sin poder acceder al estudio de las artes y la teología en nuestra ciudad, como para que fuese necesario ampliar las materias impartidas por los jesuitas locales en un momento que, como comprobaremos, no sería el más propicio para ello.

Un segundo determinante, que por su peso prevalece sobre los demás, es la financiación. Caballero de los Olivos propone dotar cada una de las tres cátedras con 100 ducados. Nos resulta una cantidad modesta a pesar de que no se diferencia demasiado, teniendo en cuenta la depreciación monetaria del reinado de Felipe IV, con los 200 ducados provenientes de un principal de 10.000 que sustentarán las cátedras de Bohórquez. Por otra parte, la mencionada benefactora, además de la dotación de las cátedras, también construirá cuatro nuevas aulas; dato a tener en cuenta de cara a lo que más adelante expondremos.

Concluyendo este análisis de los posibles agentes que lastraron este proyecto, nos ocuparemos ahora del que consideramos responsable definitivo de su fracaso: lo oportuno o no del momento de su presentación. Como hemos comentado, durante estas primeras décadas del XVII los jesuitas jerezanos tendrán graves dificultades para atender la asistencia de estudiantes debido a la capacidad de sus aulas. Pero, durante 1638, año de la fracasada fundación, un acontecimiento se sumará a estos problemas de espacio. El 12 de Julio de 1638, el rector de la Compañía, Juan de Cuadros, se presentaba ante nuestros capitulares explicándoles la penosa situación de las aulas de gramática, las cuales habían quedado inutilizadas por la amenaza de ruina que se cernía sobre ellas. El rector pedía el traslado de las clases a la cercana capilla de Nuestra Señora de la Pura y Limpia Concepción hasta que las aulas se reparasen y se construyesen las nuevas .

A pesar de haberse dado un plazo de tres años para que las nuevas cátedras comenzasen a impartirse, en el cual se podrían terminar las reparaciones y reformas, vemos que no se entraba con buen pie. Cuando apenas se podía impartir las clases de gramática con holgura y seguridad, sobrecargar la capacidad estudiantil del, en estos momentos, apuntalado colegio resultaba poco oportuno.

Tras lo expuesto, atisbamos que reinó el buen juicio entre los padres superiores al no aceptar la fundación; la situación no dejaba más opciones. Es difícil calibrar, pese a todo, hasta que punto el sentido común había regido en el propósito de ampliar los estudios de los jesuitas jerezanos. Quizás en este asunto, como hemos apuntando, se atendiese por parte de nuestro benefactor a unos intereses más complejos que el del puro beneficio a la generalidad. Por ello, creemos imprescindible para arrojar algo de luz sobre esta fundación docente acercarnos la figura de sus promotores y al momento histórico que los envuelve.

Sobre Francisco Caballero de los Olivos, lo primero que hemos de considerar es su pertenencia a una familia hidalga jerezana vinculada desde antiguo cargos en el Cabildo jerezano. Durante estos años ocupará puesto de veinticuatro

Interesante es la figura de Alonso Caballero de los Olivos, el otro mecenas del documento; Vicario eclesiástico. Comisario del Santo Oficio y Magistral de la Colegial desde 1621, su nombre ha quedado en la historiografía jerezana ligado a las manifestaciones concepcionistas acaecidas en nuestra Ciudad durante la primera mitad del diecisiete .

Antonio Domínguez Ortiz en su obra sobre la sociedad española del XVII señaló magistralmente la obsesión de nuestra hidalguía por la ostentación y la afirmación de su clase. Expresiones que se plasmaban en múltiples facetas, entre ellas el ejercicio de la beneficencia y el mecenazgo . Si tenemos en cuenta esto, con esta acción benéfica los Caballeros de los Olivos tendrían una oportunidad inmejorable para hacer "probanza" pública de sus calidades de hidalgo y para alcanzar, a su vez, fama y notoriedad. Buena prueba de esto es el hecho de obligar al Colegio a no aceptar otras fundaciones, "por más ni menos renta ni por la propia” en los tres años proporcionados para que la puesta en funcionamiento de los estudios se hiciese efectiva guardándose, de esta manera, para él y su tío la exclusividad del mecenazgo.

Pero, profundizando en el ambiente histórico en que nos movemos, no podemos obviar una serie de eventos, que lejos de en revesar el asunto, creemos que nos suministrarán algunas claves para llegar al trasfondo de la donación de los Caballero de los Olivos. Veámoslo.

No es algo sorprendente ni desconocido los piques y porfías entre distintas órdenes religiosas. Tampoco lo es que estas rivalidades se vean favorecidas cuando las órdenes en cuestión poseen fines similares o comunes, o que un motivo para estas riñas provenga del hecho de que, en palabras de Domínguez Ortiz, "además de ser la más antigua y la más santa, cada religioso quería que su orden fuera reconocida la más sabia" . Sobre este último asunto, un acontecimiento marcará un hito de hasta donde podía llegarse con esta "soberbia intelectual". Nos referimos a la cuestión de la Inmaculada Concepción de María; la llamada opinión pía. Excusaremos detalles, de sobra conocidos, sobre los sucesos acaecidos en 1613 tras las manifestaciones del prior del hispalense convento dominico de Regina Angelorum en contra del Sine labe concepta. Sucesos que darán lugar a una enconada respuesta de un pueblo "agraviado" por de la Orden de Predicadores. Sentimiento de injuria avivado por franciscanos y jesuitas, que vieron en este espinoso asunto la ocasión perfecta para rebatir la superioridad teológica de la doctrina Tomista, y, por ende, la llamada "soberbia dominicana".

Jerez, de honda raigambre concepcionista, no quedaría al margen de los acontecimientos. Las expresiones jerezanas a favor de la creencia pía no se hicieron esperar. Según Hipólito Sancho, parece, pues la documentación es difusa, que unos de los promotores de las manifestaciones concepcionistas jerezanas de estos años fue la congregación jesuítica de la Anunciada. Proclamaciones devotas en las que, como era lógico, no participaba el convento de Santo Domingo . Gracias a esta campaña de descrédito y a la propia resistencia, más o menos explícita, a ceder en este asunto, no es extraño que los dominicos fuesen mirados con cierto desprecio y recelo por una sociedad para la que el máximo fervor católico se plasmaba en la devoción mariana .

Llegados a este punto, hemos de recapitular lo escrito y concretar la hipótesis de la influencia de los hechos comentados en la génesis de la fundación de los Caballeros de los Olivos. En primer lugar nos preguntamos el por qué realizar una fundación de estudios mayores cuando, como hemos comprobado, era algo innecesario. La respuesta creemos que debemos buscarla en lo desarrollado en las líneas precedentes. Completar los estudios del Colegio de la Compañía suponía equipararlo con el Convento de Santo Domingo, en cuanto a oferta educativa, dándole, con ello, una mayor entidad y evitando, a su vez, el trasvase de los estudiantes del Colegio jesuita hacia el centro dominico. Esta rivalidad "claustral" se recrudecerá entre estas dos congregaciones adquiriendo una nueva dimensión a causa del asunto de la opinión pía. Para nuestros mecenas, de los cuales no podemos negar su relación con la promoción de estos movimientos a favor de esta creencia , favorecer a la casa jesuita jerezana, de probada filiación concepcionista, les debía resultar una plausible acción con la que poder cosechar, por razones obvias, unos -réditos- más que ostensibles. A pesar de todo, las circunstancias y la evaluación razonable de ellas acabarán por frustrar las intenciones de los promotores de esta fundación.

Terminado este somero estudio introductorio, pasamos a la trascripción, en su parte esencial, del documento:

Archivo Municipal de Jerez de la Frontera. Sección de protocolos notariales.

Legajo 1542, (Oficio 17, Escribanía de Juan Camacho Flores, año 1638)

12 de Junio, ff. 334r-335v.

Fundación de estudios a favor del Colegio de la Compañía de Jesús

En el nombre de dios Nro. S. amen. Sepan guamos esta carta vieren como yo don francisco cavallero de los olivos vesino que soy delta muy, noble y muy leal ciudad de Xeres de la frontera en la calle y collacion de San Miguel digo por quanto en el colexio de la compañia de Jesus desta dha ciudad se estudia la gramatica y la latinidad por todas las personas que las quieren oir y para que los estudiantes que en el dho. collegio la oyen y aprenden puedan sin salir del pasar adelante a estudios mayores con la comodidad que se quisiere y que no se queden como se quedan todos los más en los principios Por no aver en el dho. Collegio los dhos. estudios mayores y de que resultara gran beneficio a esta Republica y a las demas de su contorno que se quisieran aprovechar desde beneficio y assi para mayor Honra y Gloria de dios nro. S. otorgo y conosco por esta presente carta que fundo una cattedra de artes en el dho. Collexio de la compañía de Jesús desta dha ciudad para que un relixioso del la lea y enseñe a todos los estudiantes que la quisieren oyr y perpetuamente para siempre Para lo qua¡ desde luego Para quando lo susodho tenga efectto y que esta buena obra tenga la dha perpetuidad y firmeza Mando y doto cient ducados que pagan treynta y siete mili quatrocientos maravedis de renta y tributo perpetuo en cada un años para siempre jamas la qual dha renta a de correr y corre contra mi y a mis bienes y a favor del dho collexio desde el dia que se comenzare a leer la dha cattedra de artes y me obligo y obligo a los dhos. Mis bienes y erederos a que daran y pagaran los dhos cient ducados de rta. a el dho. Collexio u a quien por el fuese parte en dos pagas la una por el dia de pasqua de de navidad y la otra por el dia de san juan Baptista de cada un año puestos y pagados en esta dha ciudad de Xeres de la frontera y a su fuero llanamente y sin pleyto alguno con las costas de la cobransa de cada paga. Con tal aditamento y condición que a quedar y queda A mi elección y boluntad el pagar la dha renta de mi casa u dar uno o mas tributos los que quisiere en la dha cantidad y dandolos en propiedad y possecion a de cesar la dha mi obligación porque con dar los dhos tributos e de aver cumplido con ella y por cuanto asimismo tengo yntención y tratado con el sr. doctor don Alonso Cavallero de los olivos canonigo de la Magistral de esta dha ciudad y comisario del Santo Oficio en (roto) de fundar otras, dos cattedras de prima y bisperas de teoloxia escolastica para que se lean y enseñen en el dho collegio continuamente con la que fundo por esta escritura de las dhas artes con que es(tan) enteramente fundados los estudios mayores y tengo concertado con el dho. Collexio en doscientos ducados de renta la dha fundacion con que dentro de tres años contados desde oy aya de tener y tenga efecto lo susodho y que en el dho no pueda admitir en el dho collexio otros fundadores por mas ni menos renta ni por la propia sino es a mi el dho otorgante y el dho don Alonso Cavallero mi tio y para cuando tenga efecto lo susodho Reservo en mi y en el susodho. El poner y pedir en esta fundación y la que de nuevo hisisemos los gravamenes clausulas y condiciones y prepemiencias que nos pareciese y que se les conceden a semexantes fundadores = y estando presente el Pr. juan de quadros rector de dho Collegio de esta dha ciudad por el y en su nombre acepto esta dha escritura en todo y por todo segun y como en ella se contiene y le obligo y a todos los religiosos que al presentes del son y adelante fueran a que cumpliran lo que por esta escritura les toca y es de su parte y que dentro de un año contado desde oy dia de la fha. de esta escritura traere aprobación de ella de nro. Pr. provincial y confirmación de nro. padre general lo que baste para su berdadera firmeza... (Prosiguen formulas legales).

Firmas: Franco. Cavallero de los Olivos - Joan de Quadros - Joan Camacho Flores (escribano público).